jueves, 15 de marzo de 2012

Lay, Lady, Lay


And you're the best thing that he's ever seen...

Bob Dylan



No muero por estar con alguien. Quizá suene pretencioso, pero la verdad es que no me interesa. No puedo dejar que una persona entre a mi vida si las marcas de la otra persona aún permanecen. No puedo engañar a una persona con las manos limpias con el recuerdo de otra persona que nunca me ofreció sus manos. No puedo estar con una persona para la que soy todo si primero no me olvido de la otra persona para la que soy nada.

Quiero ser una mujer digna. Como leí hace algún tiempo, quiero dedicarle mis canciones, mi música, a quien realmente las merezca. Quiero curar las heridas, pero no quiero que alguien más las cure. Eso me corresponde a mí. Quiero dormir tranquila. Quiero despertar sin que me duela hacerlo. Quiero olvidar. Olvidar en serio. Sin dar oportunidades. Sin abrigar esperanzas. Falsas esperanzas. Fútiles esperanzas. Quiero renovarme. Quiero crear una nueva yo.


Lay, Lady, Lay - Bob Dylan

Qué bella es esta canción. Sin duda fue hecha para una mujer muy amada. Para una mujer de la cual un hombre se siente orgulloso. Habla de lo que merecemos todas las mujeres. De lo que merezco. Justo como escribí alguna vez, merezco algo mejor. Pero no sólo eso: merezco lo mejor. Sé que lo tendré. Así lo quiero. Así lo decreto. Así lo hago a partir de hoy.

Lau dixit.

martes, 6 de marzo de 2012

Balada de la trompeta


... de un corazón desesperado...

Franco Pisano


Después de la tos vino la calma. Pero a veces, en esa calma, de pronto toso y la garganta se cierra, impidiéndome la respiración. ¿Una señal? No lo sé. Sólo me ahogo. Suspiro profundamente, con la esperanza de que un poco de aire pase por mi tráquea y todo vuelva a la normalidad. Tardo unos segundos más en reponerme. Y todo es calma hasta que se presenta el siguiente acceso de tos.

Hay tanto que quisiera decirle a tanta gente. Pero no puedo. Me acobardo. Trato de olvidar el asunto y me entretengo con pequeñas cosas. Con caminatas. Con frases jocosas que de repente se me escapan en alguna red social. Con canciones. Con miles de detalles que me permiten salir del paso momentáneamente. Y después, cuando nada de lo anterior parece devolverme el aire que necesito, aparecen las grandes cosas. Todo eso que me roba el aliento. Lo que pesa en mi pecho. Los recuerdos con esa persona. Los hubiera. Los nunca será. La añoranza. Los latidos de un corazón desesperado. Mi corazón.

Algún día esa sensación pasará. Se irá al igual que todos. Al igual que todo. Habrá pequeñas y grandes cosas. Pero quizá mi corazón ya no esté desesperado. Quizá no sea necesaria esa balada triste de trompeta. Quizá me encuentre con una trompeta alegre. De esas que te hacen bailar, reír, olvidarte del mundo...

No soy muy afecta a los payasos, pero reconozco que sin ese disfraz, la actuación de Raphael quizá no sería tan impactante. Quién mejor que estos personajes circenses para ejemplificar lo que es reír mientras uno se derrumba por dentro. He llorado esta noche, lo reconozco. Lo hice porque sentí ganas. Porque era necesario. El llanto es una terapia. Es un desahogo. Es una limpieza. Es el medio que nos hace sentir que todo estará mejor. Que nos da la certeza de que las baladas tristes se volverán alegres. Y así será. Estoy segura de que así será.



Balada de la trompeta - Raphael

Lau dixit.