lunes, 27 de abril de 2009

¡Yaaaa!

Me voy a volver loca. Ya estoy hasta la madre de que nadie se me quiera acercar, que no me quieran ni tocar, que me vean con odio cada vez que estornudo, a pesar de que es un acto DE LO MÁS NATURAL y que me miren de arriba abajo cada vez que me subo al pesero, al metro o al metrobús sin el asqueroso cubrebocas. ¡Yaaaaaaa! ¡Bastaaaaaaa!


Pa' colmo el día de hoy nos avisaron que la oficina estará cerrada debido a la contingencia por la influenza porcina. Cualquier persona pegaría de brincos, pero yo nanai. Y no es porque sea una workaholic (bueno, sí lo soy, al menos un poquito), pero para trabajar de día me acomodo más en la oficina, porque nomás me paro y tengo todo a la mano. Ya cuando se trata de trabajar de noche, prefiero mi casa, porque me inspiro y hago las cosas en chinga (me imagino que se debe a la cercanía con mi cama, la que me invita a dormir, pero que para hacerlo primero me obliga a terminar).

Esta situación me genera sentimientos encontrados. Por una parte, la inconveniencia de permanecer toooodo el día trabajando en casa. Por otro lado, me pone a pensar en la gravedad del problema, y no tanto por la propagación del virus (no porque no me preocupe), sino por las pérdidas económicas y sociales que esta crisis trae consigo. Desafortunadamente, son miles las personas afectadas (sobre todo los niños, que de por sí son burros y todavía les quitan días de escuela), y lo peor del caso es que siempre son las más pobres y necesitadas. Aquí no hay doctor Simi, ni Movimiento Azteca ni salvador que les ayude.


Es indispensable que todos nos pongamos las pilas para que la ciudad (que ya estaba metida ahí, con tantas obras) y el país salgan de ese bache, no podemos darnos el lujo de perder lo que tenemos y mucho menos de que otros nos señalen con el dedo por una situación de la que no somos culpables, pero la cual podemos erradicar si así nos lo proponemos. No sé los amables lectores de este blog, pero al menos yo ya estoy hasta la madre de la manipulación mediática y de tantos dimes y diretes. Nos urge que nos hablen con la verdad, porque sólo conociéndola podemos cambiar lo que el futuro trae consigo.

Por cierto, estoy recordando un comentario que hizo una persona que conozco, y que me pareció una joya:

- Ese estúpido de Marcelo Ebrard ya debería dejar de hacer tanto hoyo, de seguro todo el polvo que ha sacado con sus "obras" fue lo que provocó la influenza.

Sí. Créanlo, respetables lectores, así lo dijo, con esas palabras. Al parecer los virus se esparcen de la misma manera en que se encuentra petróleo en un terreno: uno pica y pica una piedra, de repente se oye una turbulencia adentro de la tierra y el virus sale a borbotones, aunque, en este caso, serían carretadas de polvo con influenza, o algo así.



En este momento se abre la convocatoria para elegir la teoría acerca de origen de la influenza más absurda que hayan oído. No prometo grandes premios, pero sí horas y horas de risa involuntaria.

Por favor, escriban sus propuestas y plásmenlas en los comments a este blog, yo me encargaré de darles el crédito respectivo.

Lau dixit.

P.S. Esta tarde estaba viendo V de venganza, y la encontré extrañamente parecida a la situación por la que está pasando nuestro país. Si tienen oportunidad, réntenla o búsquenla en el puesto de películas pirata surtido de su preferencia, pa' que vean de lo que hablo, jeje.

¡Maldita influenza!

Además de todo el caos que ha generado en nuestro país esto de la epidemia de influenza, además de trastornar mi existencia y anular lo poco que me quedaba de vida social, el mentado virus me ha hecho olvidar una fecha im-por-tan-tí-si-ma:

¡EL DÍA DEL HELADO GRATIS DE BEN & JERRY'S!


Realmente es cierto lo que dice el vasito de helado: aunque me acerca más a la obesidad, es una terapia maravillosa.

No me lo perdonaré nunca, yo moría por uno de esos deliciosos helados con pescaditos de chocolate por todos lados, pero ahora me he quedado sin nada, ¡SIN NADA!

Aunque ya que estamos hablando del paranoico y sonado tema de la influenza, voy a emitir mi objetiva y brillante opinión: me parece increíble que a estas alturas de la vida el mundo se detenga por un virus. Estoy consciente de que se trata de una mutación de otro ya existente, pero DESDE CUÁNDO SABEN QUE ANDA EL VIRUS POR AHÍ Y APENAS EMPIEZAN A HACER ALGO PARA CONTRARRESTAR LA ENFERMEDAD QUE PROVOCA. ME PARECE INCONCEBIBLE QUE TENGAN QUE MORIR TANTOS POBRES INOCENTES PARA QUE LOS GOBIERNOS TOMEN MEDIDAS.

Es verdad que se trata de una enfermedad grave que ha cobrado muchas vidas, es verdad que todos estamos en riesgo, pero eso no cambia el hecho de que la ignorancia es el peor virus de todos, el cual desencadena situaciones como la que estamos viviendo.

En fin, volviendo al tema del helado, ya que me perdí el día más esperado del año, tendré que pagar mi helado de 60 varos, pero iré corriendo hasta la quincena, porque ahorita mis prioridades son otras (y no tienen que ver con la influenza).

Lau dixit.

miércoles, 22 de abril de 2009

Parejas

Es curioso cómo uno no repara en ciertas cosas hasta que carece de ellas o se ve en la necesidad de buscar otras que reemplacen las que se tenían.

Hace algunos meses mi pareja decidió que terminara nuestra relación, la cual duró muchos años. Por alguna razón, todo mi duelo pasó entre sonrisas fingidas y llanto reprimido, liberado apenas en la soledad de mi recámara, frente a la computadora o en el baño. Y digo por alguna razón porque el grueso de la población, especialmente las mujeres, lloran a moco tendido y con todo el ruido posible, quizá porque de esa manera alguien se condolerá y, al menos por un momento, se sentirán consoladas. Bueno, eso es lo que pienso yo.

En fin, no pretendo hablar de llanto y sufrimiento porque fue algo muy difícil de superar y no quiero acordarme de nada de eso, pues está en el pasado y ahí es donde debe quedarse. De lo que quiero hablar es de lo difícil que es encontrar pareja, de definir lo que buscas en una persona y de saber qué es lo que te hace feliz, así que, a lo que me truje.

Vayamos primero al tema de la búsqueda de pareja.

La lógica siempre le dicta a uno que busque lo que quiere en su entorno inmediato, lo cual, en mi caso, sería la oficina o mi círculo de amigos. Ninguna de las dos opciones es viable porque siempre he pensado que al mezclar trabajo con sentimientos o placer todo se va a la chingada. Habrá personas que lo puedan hacer, pero siendo realistas, podemos darnos cuenta de que pertenecen a una minoría, y cuando digo minoría me refiero a 0.00000000000000000001 de la población mundial. Con respecto a los amigos, la cosa es más complicada, porque a pesar de que el sexo y el amor son cosas tan naturales, siempre nos friquean y echan a perder una buena amistad, ¡claro!, porque ya se estableció que así tiene que ser y la cagamos siempre en ese aspecto.

También existe la opción de internet, la cual, en nuestros días, es de lo más común puesto que nuestro trato con la mayor parte de la gente que conocemos se da por la red, sin embargo, no es tan fácil como parece, ya que es muy difícil saber lo que la otra persona busca o siente, por mucho que uno sea bueno con las palabras. Este asunto me lleva a lo que sigue: definir lo que buscas en una persona.

A veces pareciera que cada quien tiene una fórmula para el hombre o la mujer perfecta, según sea el caso, y si parece que exagero, métanse un día a cualquiera de estas páginas para buscar pareja y vean lo que escriben las personas en sus perfiles:

Mujer

Busco un hombre que sea:

Guapo

Inteligente

Estable económicamente

Alto

Atlético

Expresivo

Divertido

Tierno

Cariñoso

Decidido

¿Ya dije guapo?



Hombre


Busco una mujer que sea:

Guapa

Rubia

Chichona

Nalgona

Supermodelo

Cariñosa

Dócil

Divertida

Abierta (¿de piernas o de qué?)

Chichona

Supermodelo

Nalgona

Guapa

¿Inteligente?


Me cae que hasta parece una receta de cocina, y lo peor viene cuando se tienen que enfrentar a la realidad, porque esa gente no está al alcance de todos y si lo está, se requiere de una transacción monetaria que garantice la compañía de dichos ejemplares, porque el placer depende de cada cliente, o persona, como le quieran llamar. Lo triste del caso es que con esos parámetros, pues yo ya me chingué, dado que no cumplo con ninguna de esas exigencias (bueno, bueno, a lo mejor con lo de inteligente, pero la neta a los hombres no les gustan las mujeres inteligentes). De esta manera, se anulan mis campos de búsqueda.

Por último queda saber lo que te hace feliz (tema por demás escabroso).

Hay muchas cosas que nos hacen felices. Desde la cosa más insignificante hasta la más sublime. El meollo del asunto es que muchas de esas cosas sólo sirven para llenar vacíos, para darnos una sensación de satisfacción pasajera, para sentir que no estamos solos del todo. Sin embargo, cuando nos enfrentamos a la realidad, vemos que todo eso a lo que nos aferramos no tiene tanta importancia porque muy en el fondo no nos gusta o no le tenemos tanto aprecio, pero es preferible a no tener nada.

Muchos podrán decirme que es fácil hablar de lo que no sé, y efectivamente, no sé nada y mucho menos tengo todas las respuestas, pero mi experiencia me ha enseñado una cosa muy importante: hay que darse cuenta de que la estamos cagando para dejar de cagarla. Es muy respetable que alguien quiera a una mujer chichona y buenísima, pero en cualquier momento se le pueden desinflar las chichis y su belleza no durará para siempre. Asimismo, respeto el hecho de que alguien busque un hombre guapísimo y rico, pero algún día se hará viejo o en cualquier momento puede perder todo su dinero, y todo se reduce a nada.

Una persona no es su físico, ni sus bienes materiales, ni sus posesiones. Una persona es eso: una persona, con defectos, virtudes, aciertos, desaciertos, pero sobre todo con un espíritu, una escencia única e irrepetible. ¿Por qué no le damos valor a eso en lugar de conformarnos con cosas llamativas o atrayentes que tarde o temprano se van?, ¿por qué no quedarnos con lo bueno de cada persona, en lugar de estar buscándole detalles que nos desagraden? Así como hay que darse cuenta de que la estamos cagando, tenemos que decidirnos a dejar de cagarla.

Con lo anterior no digo que hay que ser como un hippie y dar amor a diestra y siniestra, simplemente digo que hay que dejar de lado nuestros prejuicios, pues la mayoría de las veces nos ciegan e impiden que veamos todo lo que se nos presenta, que precisamente puede ser lo que andábamos buscando.

Esta entrada puede resultar un poco cursi, pero bueno, no todo lo que escriben estas manos es chiste o broma, también me doy un tiempo para escribir otro tipo de cosas. No soy motivadora ni maestra, ni nada por el estilo. He descubierto lo fácil y llevadera que puede ser la vida si uno así lo elige, pues la vida es eso, elegir y decidir. Todo lo que nos pasa es consecuencia de nuestras elecciones y decisiones.

Ya lo he compartido, ya es hora de partir.

Lau dixit.

¡Qué bonito es lo bonito!

Aunque es una cursilería, me encantó esta historia:




P.S. Por cierto, es bueno estar de regreso...