domingo, 12 de junio de 2011

CJ

A veces veo a la vida como una fiesta. Un festejo que ofrece miles de posibilidades. Un lugar en el que uno puede estar rodeado de gente y aun así sentirse muy solo. O muy acompañado.

La existencia, también, es un auto en marcha. Un automóvil que puede irse derecho o tomar curvas. Un automóvil que en cualquier momento puede chocar con otro. Y entonces se produce un accidente. En ocasiones no estamos conscientes de que en estos colapsos también se puede encontrar belleza. Nos permiten recordar que estamos vivos. Que existimos. Que sentimos. Que seguimos respirando a pesar del golpe.

En mi vida ha habido accidentes. Y lo mejor de todo es que ninguno ha sido tan trágico como para no hallar algo hermoso. Estos eventos me recuerdan que existo. Me recuerdan que hay dos Lauras, la de adentro y la de afuera. Crezco con cada una de ellas. Vivo por cada una de ellas. Muero de amor por cada una de ellas. Me olvido de todo gracias a ellas. Agradezco cada colapso que he vivido con las dos. Me regocija que nunca me abandonen. Que permanezcan. Y que se queden conmigo mientras siga siendo Laura.

No importa si en la fiesta me la paso mal. Tampoco importa si me la paso bien. Esas dos Lauras son mi sostén. Bailamos con la misma música. Nos integramos a la misma plática. Nos subimos a la azotea juntas, sólo para ver los autos, para ver a la vida en su trascurrir. Nos mantenemos ocupadas en lo que encontramos por quién morir de amor. En lo que aparece alguien con quien crezcamos a la par. En lo que esa mano encuentra nuestra mano y la sostiene. En lo que ese beso encuentra nuestra boca. En lo que podemos pronunciar ese "te amo".



CJ - Los fabulosos Cadillacs (La letra se puede ver aquí.)

Lau dixit.

No hay comentarios: