miércoles, 24 de abril de 2013

Los chicos no lloran


El domingo se cumplió un plazo e hice válidos los boletos para el concierto de The Cure que había comprado meses antes. Fui con mis hermanos y mi cuñada, no podía desaprovechar la oportunidad de convivir con ellos fuera de las reuniones familiares.

A Robert Smith lo conocí cuando tenía siete u ocho años, más o menos por la época del Disintegration, y tal como ha sucedido con mucha de la música que me gusta, fue gracias a mi hermano. Recuerdo que sentía una fascinación por la imagen del cantante, por su rostro pálido, sus labios rojos y su pelo alborotado. The Cure me ha acompañado gran parte de mi vida y ha sido una pieza fundamental en ella, e indudablemente, mi existencia no sería la misma sin sus melodías.

En 2004, se anunció que la banda vendría a México, pero las entradas se agotaron en la preventa y ya no tuve oportunidad de verlos. En 2007 regresaron, y A. me regaló los boletos, así que los vi en vivo por primera vez y fui sumamente feliz. A inicios de este año se reveló que se presentarían de nueva cuenta en nuestro país, y mi alma se llenó de contento una vez más.

El concierto empezó con Open, canción con la que generalmente abren sus presentaciones, pero el furor subió de tono cuando tocaron Lovesong, una de sus composiciones más famosas y cuya letra me parece muy poética, muy byroniana.


Lovesong - The Cure


Después vinieron más canciones, como In Between Days, Just Like Heaven, Prayers for Rain o Pictures of You, y llegó el momento de escuchar Lullaby, que me trae recuerdos de cuando iba en cuarto de primaria y me fascinaba escucharla porque sentía escalofríos cada vez que lo hacía. Recuerdo que era una sensación parecida a ver una película de horror, pues aunque no entendía casi nada de la letra, la voz de Smith me transmitía su temor a ser devorado por un ente sobrenatural.


Lullaby - The Cure


Después tocaron Play for Today, con la que me acordé de mis primos que bailaban y se emocionaban con ella cuando eran chicos y venían de visita al Distrito Federal. Ahora que lo pienso, en muchos recuerdos de mi vida, particularmente de la infancia, hay por lo menos una canción de los ingleses, además de que ha sido un punto de convergencia entre mis gustos musicales y los de mi familia.


Play for Today - The Cure


Llegó el turno de A Forest, una canción con letras y música impregnadas de esencia gótica. Cuando iba a correr al parque por las noches y sonaba en el iPod, la oscuridad del lugar, la altura de los árboles y el olor a humedad en el ambiente hacían que mis pies se movieran con velocidad, como tratando de escapar de algo (en parte así era). Una vez que terminaba de reproducirse, todo volvía a la normalidad y esa necesidad de escapatoria se esfumaba.


A Forest - The Cure


El concierto se tornó introspectivo, e incluso podría decirse que sombrío, con canciones como One Hundred Years, If Only Tonight We Could Sleep, Plainsong, Disintegration o Cold, pero la cúspide sin duda llegó con Fascination Street y su línea de bajo inconfundible y poderosa. Todos empezamos a movernos con el beat, tal y como sugiere la canción, que a pesar de que fue una versión más corta, no dejó de ser hipnotizante, envolvente, fascinante...


Fascination Street - The Cure


Posteriormente, tocaron Charlotte Sometimes, Primary y Dressing Up, y de pronto todo el Foro Sol se puso de pie para bailar con Lovecats al estilo de los Aristogatos: una patita para adelante y otra para atrás, moviendo las orejas y los bigotes a ritmo del más jocoso jazz. Sin duda fue un gran detalle que la incluyeran en su setlist, y creo que cualquier amante de los mininos tendría una opinión similar a la mía.


The Lovecats - The Cure


Cuando llegó el turno de Close to Me, el ánimo entre los asistentes era fenomenal. Todos bailaban, todos coreaban las estrofas, y a diferencia de lo que dice la canción, todos anhelábamos que ese día, que ese momento, no tuvieran fin. Drogas, masturbación, paranoia, se ha dicho que la letra trata de cualquier cosa, sin embargo, es una canción muy sexy. A mí me la dedicaron en alguna ocasión, y a pesar de que era una persona a la que yo definitivamente no quería tener cerca, ejemplifica a la perfección mi punto.


Close to Me - The Cure


Ya entrados en calor, se escucharon los acordes de Hot Hot Hot!!!, que elevaron la temperatura a tope. Dancing, screaming, itching, squealing, fever feeling hot hot hot!!! Los detalles se conjuntaron para dar paso a una gran fiesta en la que todos bailábamos, gritábamos y sudábamos a causa de una fiebre musical. Sin duda lo que celebrábamos era el cumpleaños de Robert Smith, la ocasión de verlo cantar y tocar en vivo, el hecho de existir y haber presenciado semejante acontecimiento.


Hot Hot Hot!!! - The Cure


Después del festejo vino la calma, se oscureció el escenario y sólo una tímida luz iluminaba a Robert Smith, quien llevaba una guitarra en brazos, misma que empezó a tocar al tiempo que cantaba las primeras estrofas de Three Imaginary Boys. Esta canción me trae a la mente la secundaria, la preparatoria, los poemas góticos, las preguntas que me hacía en otras épocas. Me atrevería a decir que es una especie de estandarte (tal como lo fueron Smells Like Teen Spirit o Creep en mi generación, y no me vayan a decir que no, porque sí), un paliativo que, de una manera muy peculiar, nos hacía sentir mejor y nos daba la idea de que todo pasaría pronto. Ver a Smith cantándola a solas, como regalándosela a sí mismo, fue simplemente impactante.


Three Imaginary Boys - The Cure


En la misma atmósfera íntima, Robert Smith cantó Fire in Cairo, otra canción que se presta a cientos de interpretaciones. A mí me gustó el hecho de que dejaran para el final las canciones de sus primeros discos, fue una especie de regresión, como ir del final al inicio, de lo complejo a lo básico, de volver al origen.


Fire in Cairo - The Cure


La desesperación juvenil es descrita con maestría en 10.15 Saturday Night. Siempre que la escucho, me acuerdo de una escena muy fuerte de C.R.A.Z.Y., película que forma parte de mi top de toda la vida (no acostumbro ser mandona, pero véanla). Todos hemos sufrido pérdidas y todos hemos sentido añoranza por el pasado, y esta canción plasma el sentimiento de forma sublime.


10.15 Saturday Night - The Cure


Basada en El extranjero, de Albert Camus, Killing an Arab es una composición que me recuerda a mi hermano bailando, a la fracción de infancia vivida en Toluca, al rechazo de las compañeritas de la escuela por ser "chilanga" y, en particular, a esa sensación de ser una extraña en un territorio donde a pesar de que todos hablan la misma lengua que tú, no comparten tu idioma. Esta canción fue la pieza final del concierto, todos bailaban, brincaban, cantaban y se emocionaban a ritmo de los acordes, y me imagino que todos recordaron algún momento de su vida con ella. Éste, indudablemente, fue un cierre memorable.


Killing an Arab - The Cure


Boys Don't Cry fue la antepenúltima melodía del setlist, sin embargo, la dejé al final porque si bien no es mi canción favorita de ellos (aunque sí entra en el ranking), es la más representativa para mí, la que, de alguna forma, cambió mi vida. Sé que es una canción "choteada" y que la pasan hasta en Radio Universal, pero considero que todo eso es parte de su encanto: se trata de una melodía que une a las personas, que las hace compartir algo, que genera sentimientos positivos. Para mí es un recordatorio de las cosas buenas, de la risa como un paliativo para el llanto, de lo mucho que amo a mi familia, de que mi hermano es mi héroe, de lo mucho que quiero a mis amigos y de que, sin importar lo que suceda, las cosas siempre pasan, evolucionan y configuran esta inmensidad a la que llamamos vida, misma que no nos deja otro remedio que vivirla.


Boys Don't Cry - The Cure


Lau dixit.


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