viernes, 19 de abril de 2013

Vivir para cagarla (episodio 17)


A veces pasa que una quiere hablarle a todo el mundo, que una no quiere tomar partido, que una quiere confiar en la gente, que una quiere ser buena onda, que una quiere darle una oportunidad a las personas, porque no le han hecho nada tan grave como para retirarles el saludo.

A veces pasa que una, a pesar de su carácter huraño y de su cara de que le caen mal todos aunque en realidad no le caen mal todos, quiere ser amable, quiere convivir y llevarse bien con quienes la rodean.

A veces pasa que una es incomprendida, es juzgada de una forma errónea, y en esos juicios, que son cualquier cosa menos juiciosos, sale lastimada de uno de los lugares del cuerpo humano que más duelen: el espíritu.

A veces pasa que alguien se enoja porque una le habla a otra persona que odia a muerte, y decide que una no es digna de su confianza, que porque una va y le dice cosas a la persona odiada en cuestión, y que una es chismosa y una es argüendera y una es la peor mujer del mundo.

A veces pasa que esa persona para la que una es de lo peor, decide aleccionar a otras personas para que no le hablen a una, para que no la inviten a comer porque si va, sólo lo hace para parar oreja e irle con el chisme a la persona odiada.

A veces pasa que esa persona para la que una es la mujer más detestable sobre la Tierra, no se da cuenta de que se va de la lengua con todo el mundo, y que son justamente esas personas las que le cuentan todo a la persona odiada.

A veces pasa que una no entiende cómo alguien puede ser tan irracional para imponerle a sus amigos a quién le hablan y a quién no, y peor aún, como es que un grupo de personas adultas y "maduras" deciden obedecerle y actuar igual que una máquina a la que se le dan órdenes.

A veces pasa que el amigo racional de la persona que dice que una es chismosa, no sabe qué decir y sólo responde: "pues sí, él nos pidió eso y qué le vamos a hacer", como si se tratara de una gracia, como si una realmente se lo mereciera.

A veces pasa que la gente la ve a una aislada y solitaria, y la anima a convivir, pero cómo hacerlo si alguien ya decidió por todos y pretende ser implacable y omnipotente, cómo llevarse bien con otros si los humanos vetan a los propios humanos.

A veces pasa que lo mejor que una puede hacer es ignorar el asunto y seguir adelante, optar por la soledad, por la convivencia esporádica con los pocos amigos, con las pocas personas humanas que la rodean a una.

A veces pasa que una la caga todo el tiempo sin proponérselo, porque pareciera que nació para eso.

¡Mierda! Yo le llevé chocolates por su cumpleaños y él me odia. No aprendo.


Lau dixit.



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