jueves, 17 de septiembre de 2009

"Cumpliaños"

En el post anterior dije que hay muchas cosas qué contar, así que, como dijo Jack "el destripador", vamos por partes.

I
De cómo un pendejo arruinó mi cumpleaños

M cumpleaños fue hace poco más de un mes, y para estar hasta el cuello de trabajo, creo que me fue bastante bien, pues desde que empezó el día recibí muestras de cariño de mis seres más queridos.

Al llegar a la oficina encontré muchos regalitos en mi lugar. Mis cuatísimos de la chamba lo hicieron de la manera más elegante, porque los dejaron con tarjeta y toda la cosa. Me sentí una importantísima persona. Un rato después trajeron quesadillotas a las que se les conoce como machetes, grasosas y muy ricas, y yo me tomé la libertad de comprar un pastel, mismo que voló porque todo el departamento asistió al festejo.

A la hora de la comida fui con mis señores padres y mi hermana a degustar ricos platillos. No sé por qué, pero a veces me pasa que la comida sabe mejor cuando es de a grapa. A punto de explotar, regresé a la chamba y me dio mucha alegría saber que me había perdido el partido de México, y que ganó, pero yo ni vi los goles porque estaba muy ocupada tragando.

Como mencioné anteriormente, esos días estaba hasta el tope de chamba, así que salí medio tarde y lo único que hice fue llegar a mi casa a aplastarme frente a la computadora (cuando todavía servían los internets). Recibí más felicitaciones por messenger y estaba dispuesta a ponerme a trabajar cuando se conectó una persona a la que nunca debí haber conocido (sí, es un rollo telenovelero, pero a fin de cuentas es la neta).

Total que este imbécil casi casi me quema en leña verde porque osé estar en mi casa en mi cumpleaños, y me empezó a echar el choro de que el cumpleaños es para celebrar que uno está vivo, y que no se cumplen años todos los días y que yada yada y la chingada, así que me dijo que por qué no íbamos a Garibaldi, a algún lado donde pudiera oír las mañanitas o ya de perdis a comer una rebanada de pastel a un Sanborn's (WTF?). Como se podrán imaginar, me dejé convencer y ya le expliqué con santo y seña cómo llegar a mi casa.

Cabe mencionar que al tipo ese no lo conocía en persona, sólo por internet, y aprovecho estas líneas para decir que no hagan esas cosas, no hay nada como conocer gente por los medios convencionales, así ya no te llevas sorpresas. Y no es porque me oponga al uso de la tecnología y mne aferre a la edad de piedra o algo parecido, pero he comprobado que así como Juan Gabriel no nació para amar y nadie nació para él, yo no nací para conocer gente por internet y nadie nació para conocerme de manera virtual.

Para no hacerles el cuento largo, resulta que el tipejo este llegó a mi casa y lo primero que hizo al bajarse del coche fue mirarme de arriba abajo con cara de asco. La neta me incomodó su actitud, y por un momento pensé en cerrarle la puerta en las narices, pero recapacité y me dije que era mejor hacerle pasar un mal rato, pues aunque la venganza nunca es buena, porque mata el alma y la envenena (¿sí es así?), pensé que lo más probable era que no volviéramos a vernos, así que no me iba a causar ningún remordimiento.

En el camino fuimos platicando de lo más normal, sin embargo yo ya no confiaba en él por la mirada despectiva que me echó, que la neta sí me sacó de onda porque según yo me veía normal, con la única diferencia de que me puse un vestido ese día; tal vez los vestidos no se me ven bien y por eso hizo la cara que hizo. En fin.

Ya en Garibaldi, pasamos a cenar y para desquitarme pedí la orden de tacos más cara del puesto, la cual ni me terminé. El muy patán la pidió para llevar y se la guardó quién sabe dónde, pues seguramente pensó que además de fea era una aprovechada que se quería llevar la comida que él pagó. Mientras comíamos tocó un trío, y este mono le pidió canciones rarísimas que yo en la vida había oído, y ya cuando se fueron no nos quedó más remedio que platicar. Estaba tan molesta que ni me acuerdo de qué hablamos, sólo recuerdo que mencioné una frase que él conocía, me contó santo y seña de esa frase y concluyó con otra muy trillada: "el hecho de que la hayas dicho no es casualidad". Yo nomás le di el avión.

Al terminar de comer fuimos a donde los mariachis se mezclan con la gente borracha que anda por ahí y contrató a unos charros medio extraños (porque obviamente yo no valía la pena como para que llamara a unos medianamente decentes) que cantaron las canciones que él quiso, menos una. Yo no volteé a ver a los músicos, tenía la mirada ocupada en otras cosas, y entre reclamo y broma me dijo que por qué no volteaba a verlos, a lo que lo respondí que no quería intimidarlos. La verdad es que a uno de los que cantaban le rugía el aliento, por eso lo veía de ladito, pero pos ni modo que le dijera.

De regreso todo estuvo tranquilo, igual platicamos pero yo la neta me iba muriendo de sueño y ya no lo pelé, además de que no se lo merecía. Obviamente el tipo nunca me volvió a llamar y me borró del messenger, y seguramente pensó que estuve llorando una semana o algo así (porque además se sentía galán aunque la verdad es que se vestía horrible y su olor corporal no era muy agradable tampoco), pero pos no, creo que fue lo mejor que pudo hacer, me ahorró el trabajo de borrarlo yo, pues realmente no me estaba perdiendo de nada.

Con lo anterior reafirmo lo que siempre he pensado: no importa qué tan agradable e inteligente seas, a nadie le importa eso, y menos a los hombres, así que, como dijo mi compadre el Roberto Carlos, "yo quiero tener un millón de amigos", porque al menos no serán tan culeros conmigo. Cuando los hombres tienen otras intenciones y los decepcionas, sólo te dan una patada en las nalgas y se van a buscar a la siguiente, en cambio los amigos son más duraderos. Internet sólo funciona si estás guapísima y súper buena, así que lo usaré para otros fines.

Lau dixit.

1 comentario:

[DrAk'S] dijo...

hummm.. yo llevo una hermosa relacion amistosa que empezo justo asi como la tuya por el interne... con la diferencia que todo salio bien.

Que chasco te llevsate! ni peo' habemos patanes en el cielo, en la tierra y en todo lugar.