viernes, 23 de octubre de 2009

Vivir para cagarla (episodio 10)

Como ya hacía falta, decidí postear un nuevo episodio de esta serie.


Bien saben los lectores de este blog y una que otra persona que me conoce, lo mal que me va con la gente que conozco en internet (aunque como en todo, hay honrosas excepciones). Por ello quiero compartir esta nueva y edificante experiencia que espero sea del agrado y del provecho de muchos.


Conocí a un tipo (no me pregunten dónde ni cómo, pues ya se sabe) que en un principio me parecía extremadamente aburrido y pretencioso, pero un día, así, sin pensarlo, empezamos a hablar más que de costumbre e inevitablemente me invitó a salir. La verdad no tenía la menor intención de hacerlo, pero pensé que como a fin de cuentas el mono este era inofensivo y súper ñoño, me dije: ¿por qué no? No vuelvo a hacer otra pendejada como esa.


Llegó el día de la cita y creo que todo resultó bien, fuimos a tomar café y al teatro, donde vimos una obra espantosa (no quiero decir el nombre porque puedo acabar con la carrera del escritor, del director, de los actores y dañar de por vida el prestigio del teatro donde la presentan, pero para que sepan es algo así como una mezcla y distorsión de las obras de Shakespeare) y después me dijo que me llevaba a mi casa. Creo que todo marchó sin contratiempos, aunque tampoco sucedió algo sobresaliente.

La siguiente semana me invitó al cine, y como este tipo seguía sin representar un peligro para mí, acepté la invitación. El día llegó y todo empezó mal. A este mono se le descompuso el clutch de su camioneta y tuvimos que irnos caminando. El muy mamón dijo que no le llamaba la atención ninguna película del primer cine al que llegamos, así que nos fuimos a otro y resulta que estaban inaugurando el Tour Francés, y una tipa groserísima casi nos corre a escobazos. Como no sabíamos qué hacer, fuimos a una plaza cercana donde tampoco hubo una película que el señorito quisiera ver, por lo que propuso que camináramos un rato para después ir a comer algo.

Nos sentamos un momento y me empezó a preguntar cosas de mi vida de las cuales no suelo hablar muy a menudo, y no lo hago no porque sea una atormentada que se da navajazos en las piernas o se apaga los cigarros en los brazos, simplemente no lo hago y ya. Por desgracia salió el tema de la universidad (una de las peores épocas de mi vida) y de mi única amiga de la universidad (que después de varios años descubrí que nunca fue mi amiga). Le confesé que me dolió mucho darme cuenta de que mi "amiga" sólo me usaba para sentirse mejor consigo misma (ella sí era una atormentada que jalaba de los pelos a sus novios), pues siempre me consideró más idiota, más fea y más gorda gorda gorda gorda gorda. Así resonó esa palabra en los oídos de este idiota, y desafortunadamente ese fue SU tema de conversación el resto del tiempo que estuvimos ahí sentados.

El imbécil este me preguntó si me sentía gorda, a lo cual yo no respondí, pues creo que eso no es algo que se le pregunte a una mujer. Según yo, cuando un hombre es un caballero y escucha a una mujer decir que está gorda, aunque la dama en cuestión en verdad sea un cerdo, éste dice que no o de plano se calla el hocico. ¿Y saben por qué el caballero mentiría o se quedaría callado? Por educación. El tipejo siguió insistiendo con el tema, me preguntó si aluna vez había ido con un nutriólogo y me dijo que él fue gordo y que en la secundaria le ponían apodos, por lo que decidió hacer ejercicio y así logró bajar de peso. También me preguntó en repetidas ocasiones si como mucho, y me dijo que el peso es una forma de esconder algo, pero yo no respondí nada. Su diálogo para rematar fue el siguiente: SÍ, ESTÁS PASADA DE PESO, PERO NO TE VES MAL, PERO SÍ ESTÁS PASADA DE PESO, AUNQUE ERES MUY BONITA, PERO ES UN HECHO, DE QUE ESTÁS PASADA DE PESO, ESTÁS PASADA DE PESO. No crean que exagero. Así fue. Así, con esas palabras.

¡Desgraciado! A pesar de que notó mi molestia siguió parloteando, pero yo ya no le hacía caso, sólo lo veía mover el hocico sin poner atención a sus palabras. Al final terminamos cenando (raro, no fue tortilla dura, dado que soy una cerda según él) y después caminamos de regreso a donde dejó su pinche camioneta. En la plática durante la caminata volvió al mismo puto tema de la gordura, y yo me armé de huevos y le dije que me molestaba sobremanera hablar de eso y que mejor se callara el hocico (desafortunadamente no se lo dije con esas palabras). Ahí como que ya le cayó el veinte al muy imbécil y mejor cambió el tema. Lo peor es que tuvo el descaro de proponerme que saliéramos ese fin de semana. Obviamente no contesté sus llamadas ni sus mensajes, y ya cuando me dio la gana contestarle el teléfono, le di un pretexto de lo más estúpido (claro que no espero que se lo haya creído, pero no me interesa) y fui muy fría y cortante con él.

Para mi mala suerte, este idiota me invitó a salir a la semana siguiente; yo le puse mil pretextos, pero llegó un momento en el que fue inevitable decirle que sí. Reconozco que me porté horrible con él, pero no me importa. Fuimos primero al cine, pero para variar, el señorito no encontró nada que le gustara, pues obviamente tenía la secreta intención de ir al teatro a ver una obra espantosa en la que sale una amiga de él (que no está gorda), misma que acabamos viendo. Nos fuimos caminando al metrobús y en el trayecto me preguntó si seguía corriendo, a lo que respondí que sí, que lo hago diario aunque no se me note. Él se quedó como pendejo, y tras un silencio incómodo me dijo que nunca había dicho algo así, pero yo le contesté que sí, que lo dijo, y ya mejor cambió de tema, pero se puso peor la cosa, porque mencionó que su ex, en su nick de messenger escribió que estaba enamorada, y le insinué que a él le ardía que ella ya no lo quisiera (puedo ser muy culera si me lo propongo) y total que de cualquier cosa que hablara, yo le llevaba la contraria.

Como ustedes podrán intuir, no volví a salir con él. Aunque parezca raro, y hasta irónico, no me gusta ser rencorosa, pero si hay algo que no puedo tolerar es que alguien me diga gorda, pues aunque lo esté no es agradable oírlo en mi jeta. Tampoco puedo tolerar la compañía de una persona que no me acepta y que me dice así como así algo que me puede herir mucho. Yo nunca le dije que a pesar de que adelgazó tiene un cuerpo horrible (parece perro parado), que está cachetón, que le huele el sope, que le apesta la boca y que en los brazos tiene unos granitos repulsivos que sólo de mirarlos dan ñáñaras. No le dije nada de eso porque para hacerlo se requiere cierto nivel de confianza que no existía todavía entre él y yo, y que gracias a sus acertados comentarios la poquita que había se esfumó. Simplemente no puedo tolerar algo así, porque creo que merezco respeto, y que debo empezar por respetarme yo misma y no aceptar esa mierda de nadie.

No he borrado a este idiota del messenger y también lo tengo en el Facebook (donde me deja comments estúpidos que no me molesto en contestar), pero todavía no sé qué hacer, si borrarlo o no, pues creo que tiene que saber cómo me sentí para que no le haga lo mismo a nadie más. Decidí incluir esta experiencia en mi sección favorita porque pienso que la cagué. Después de que este tipo me dijo lo que me dijo, lo mejor era no volverlo a ver, y ahí voy de babosa al teatro con él. Espero tener los huevos para mandarlo a volar pronto.

Estoy harta de que la gente se quiera meter con mi gordura, pues hago ejercicio, cuido lo que como y trato de tener hábitos saludables para no enfermarme ni padecer por el sobrepeso. Me caga que quieran echar por tierra mi esfuerzo, pues si corro no es para adelgazar y que alguien me quiera (quien me quiera me va a querer si estoy gorda, tuerta o con tres piernas), si corro es porque me demuestro a mí misma que puedo hacerlo y no necesito de la aprobación de unos cuantos pendejos. Por ello, si alguna mujer lee esto, le pido que no permita que la pisoteen así, pues una persona no vale por su físico, sino por su espíritu.

Lau dixit.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Experiencias terribles con tipos que conoces en internet...


Diablos ya hice el comentario

Saludos

Elisabeth dijo...

GRACIAS.