domingo, 29 de marzo de 2009

Vivir para cagarla (episodio 7)

El otro día estaba recordando los inicios de mi vida laboral y algunas anécdotas que sucedieron en esa época, pero hubo una en especial que quise compartir con los honorables lectores de este blog.

Cuando tenía 18 años entré a trabajar a una conocida cadena de clínicas para atender la calvicie (la misma que contrató a Saúl Lisazo para sus anuncios) y me tocaban varios pacientes al día, pero cuando empezaba, pos no eran tantos.


En mis inicios casi siempre me tocaba un paciente que para estar tan joven estaba muy pelón (no sé por qué siempre tiene que aparecer un pelón en mis posts) y un día vi con emoción que de su cuero cabelludo sin remedio salían unos cabellitos muy finos, como de bebé, por lo que deduje que era pelo nuevo y le hice el comentario al chavo este:

-Ya le salió cabello nuevo.
-¿En serio?, ¿dónde?
- Por aquí. (Lau señala el lugar del milagr... perdón, del nacimiento del cabello nuevo.)
- Es tan poquito que casi no se ve.
- Sí, es poco, pero algo es algo, dijo un calvo.

Fuuuuuuuuuuuuuuuuck y recontrafuck. De no ser porque el peloncito quería conmigo habría perdido mi trabajo en fa. Después de lo que dije sólo acerté a reírme como imbécil y tratar de cambiar el tema, lo cual funcionó pues no se volvió a mencionar nada más.

El susodicho sólo fue dos o tres veces más, para mi fortuna, pues la neta no me sentía muy cómoda atendiéndolo, no sé si fue por lo que dije o porque se le acabó el dinero o porque finalmente aceptó que era un calvo sin remedio. Cualquier opción aplica aquí.

Ojalá le haya crecido más cabello, y si no, espero que le haya salido barato el loquero.

Lau dixit.

2 comentarios:

[DrAk'S] dijo...

a mi la calvicie masculina me produce miedo.

Oswald dijo...

Supongo que cada día que pasa me crece más la frente. Al menos las entradas se me notan más. De todos modos siempre he tenido la idea de raparme completamente y hacerme un cliché... ehm quise decir... un tatuaje de un código de barras en la nuca. Oh yeah!