martes, 18 de mayo de 2010

More than a feeling


I lost myself in a familiar song, I closed my eyes and I slipped away...

Tom Scholz



El otro día vi The men who stare at goats y me encantó. En la película muestran a una serie de militares que desarrollan sus capacidades extrasensoriales y se desencadenan hechos inverosímiles y muy divertidos. Aunque disfruté mucho la película, mi acompañante me hizo sentir una molestia grandísima, como no la había experimentado desde hace mucho tiempo.

Sin duda esta experiencia era digna de aparecer en mi aclamada sección Vivir para cagarla, pero me hizo sentir tan mal que preferí no hacer mucha alharaca y dejarlo nada más en que el tipo con el que fui al cine, a pesar de su doctorado y sus conocimientos, es uno de los peores patanes que he conocido y que ni siquiera vale la pena dedicarle una entrada, además, la experiencia me hizo pensar algunas cosas que son el motivo principal para escribir esto.

En en filme, George Clooney tiene la habilidad de viajar con su mente y ver cosas aunque se encuentren a kilómetros y kilómetros de distancia, algo a lo que le llama remote view, y dice que para lograrlo consume alcohol y escucha a Boston, en particular la canción que le da título a este post. Creo que la melodía resulta perfecta para esos momentos en los que uno "se escapa" sin que los demás se percaten siquiera, y que transmite una libertad que se obtiene con el pensamiento y con los deseos más profundos, una libertad que existe aunque el cuerpo esté aprisionado o estático, porque el cerebro llega hasta donde uno se lo permite sin necesidad de que otro órgano haga nada. Mi mente ha viajado miles de veces y he descubierto cosas interesantes gracias a ello, aunque debo confesar que después de la película algo cambió dentro de mí y provocó pensamientos que jamás había tenido, y si los tuve, nunca los reconocí como lo hago ahora.

La premisa de la cinta es que cada persona tiene dentro de sí un poder inexplorado con el cual se pueden hacer cosas grandes, pero sólo se logra si se vive en comunión con la mente y con la Tierra, de tal manera que eso se convierta en un todo. Después de pensar en el patán (lo negativo) y en la película (lo positivo), llegué a la conclusión de que eso último es en esencia lo que hace falta para que el mundo sea mejor, y que podemos ser realmente felices si dejamos de darle tanta importancia a las cosas, porque son como deben ser y suceden porque tenían que suceder y nada más, pues debemos aprender de ellas y no atormentarnos y/u obsesionarnos con ellas. Como en todas las reflexiones que hago, la simpleza estuvo presente, así como en esta melodía, que sin ser muy compleja me arrancó pensamientos muy profundos.

A continuación, el video y la letra de la canción:





I looked out this morning and the sun was gone
Turned on some music to start my day
I lost myself in a familiar song
I closed my eyes and I slipped away

It's more than a feeling (more than a feeling)
When I hear that old song they used to play (more than a feeling)
I begin dreaming (more than a feeling)
'till I see Marianne walk away
I see my Marianne walkin' away

So many people have come and gone
Their faces fade as the years go by
Yet I still recall as I wander on
as clear as the sun in the summer sky

It's more than a feeling (more than a feeling)
When I hear that old song they used to play (more than a feeling)
I begin dreaming (more than a feeling)
'till I see Marianne walk away
I see my Marianne walkin' away

When I'm tired and thinking cold
I hide in my music, forget the day
and dream of a girl I used to know
I closed my eyes and she slipped away
She slipped away

It's more than a feeling (more than a feeling)
When I hear that old song they used to play (more than a feeling)
I begin dreaming (more than a feeling)
'till I see Marianne walk away



La vida está llena de experiencias malas y buenas, pero de todas se puede obtener algo positivo. Después de la cita con el patán me sentí molesta conmigo misma porque le permití comportarse así; pensé en miles de cosas que pude haberle dicho, sin embargo, al final comprendí que lo mejor fue callar, pues ya había una persona humillada y ofendida y no hacía falta que alguien más se sintiera así. También pensé en la importancia que le estaba dando a la pareja y a la convivencia con el sexo masculino en el aspecto sentimental, y me di cuenta de que si estoy o no estoy con alguien no determina mi felicidad ni mi realización, y que probablemente este no es el momento para tener una pareja, aunque, por otra parte, tampoco me preocupa no llegar a casarme o tener bebés, puesto que hay cosas que me hacen realmente feliz y que poco tienen que ver con el amor, el matrimonio, el noviazgo o cosas similares. Después de darle tantas vueltas a lo anterior, reconocí que me preocupaba mucho y me ocupaba poco, y empecé a trabajar por que esa situación suceda a la inversa.

Muchas cosas estuvieron rondando mi pensamiento, y en el ínter me la llevé muy leve para poder analizarlas con claridad. Descubrí que siempre he querido algo y que no me he enfocado en obtenerlo; me di cuenta de que no concibo la felicidad de una manera convencional y que me estaba desviando de lo que en realidad deseo, que no es ocupar un puesto importante, tener mucho dinero o ser muy poderosa (por increíble que parezca), sino alcanzar esa simpleza que es la base de todo lo más puro y verdadero de la existencia. Al mirar dentro de mí encontré varios detalles que hay que desechar, otros que se pueden conservar y muchísimos que tengo que alcanzar, aun cuando parezcan inalcanzables, porque de esa manera llegaré a lo que San Francisco de Asís llamaba "el gozo perfecto", que no es nada que se obtenga con dinero o cosas materiales, sino con la comunión que mencioné parráfos arriba y con un profundo amor y una fe inagotable hacia mi persona.

La película toca el tema de la guerra y la milicia, y me parece que no pudo ser mejor, porque representa de manera simbólica la guerra más dura en la que todos combatimos, que es la guerra contra nosotros mismos. Todo el tiempo estamos luchando, todo el tiempo peleamos y estamos en alerta para asestar el primer golpe y ser los mejores en una competencia a la que llamamos vida, pero siempre lo hacemos en función de alguien más sin ver que la única batalla que tenemos que ganar es aquella en la que el oponente es el ego, nuestro ego, y que sólo sabiendo pelear contra él seremos capaces de crear una nueva conciencia y una mentalidad distinta en la que predominen la razón y el corazón, que son las mejores cosas que tenemos y por las cuales vale la pena permanecer en lucha.

Lau dixit.

P.S. Y a la guerra, indudablemente hay que ir preparados con una buena canción, como la de este post.

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