lunes, 29 de marzo de 2010

Silent sigh

Never stop living here...

Badly Drawn Boy


Siempre que escucho Silent sigh me acuerdo de la película About a boy, que a su vez me hace recordar la novela del mismo nombre, escrita por Nick Hornby. En ella, el personaje principal, Will, es un soltero de 38 años que se niega a madurar y sólo se dedica a hacer cosas cool gracias a que tiene la vida resuelta por recibir las regalías de una canción navideña que su difunto padre compuso años atrás; en teoría, él no hace nada significativo, o más bien no hace nada, sin embargo tiene algo muy claro: "es una isla". En su vida aparece un niño llamado Marcus, cuya existencia no es tan agradable porque abusan de él en la escuela y tiene una madre suicida, quien logra que Will madure y cambie su manera de pensar respecto a las cosas que antes le causaban indiferencia.

Como suele suceder con las películas o los libros que me gustan, en ocasiones me llego a identificar con uno u otro personaje, pero la constante siempre es Will en su etapa de "isla". Los seres humanos, como seres sociales, necesitan de la compañía de otros, del apoyo, del cariño, de la complicidad de alguien que comparta algo con ellos; yo, al contrario, me acostumbré a no necesitar de esa compañía, a no depender ni esperar nada de nadie, y no en el mal sentido, pues le tengo mucha fe a las personas, pero no espero nada, ni bueno ni malo, y eso me ha llevado a ser una isla. No lo veo como algo positivo o negativo, y tampoco creo que sea antisocial, simplemente me fui haciendo de esa manera y empecé a concebir mi existencia y a realizar la mayoría de mis actividades como si fuera una isla, como si fuera Ibiza, tal como Will se expresaba acerca de sí mismo.

Cuando era más joven quería hacer de todo y, obviamente, quería hacerlo con las personas que eran importantes para mí, independientemente de mi familia. La mayoría de las veces esas personas no podían estar conmigo, o ponían un pretexto, o simplemente tenían otra cosa que hacer, y poco a poco me fui acostumbrando a realizar las cosas sola; después me di cuenta de que esas personas, en ocasiones, no sólo estaban fuera de mis actividades, sino que también estaban fuera de mi vida. Sin siquiera provocarlo, pedirlo o desearlo, la gente se iba y yo no sabía por qué (y sigo sin saberlo), o se mantenía al margen de mi existencia y de todo lo que era importante para mí, por ello comencé a esperar menos de las personas y más de mí misma, y empecé a concebir el mundo como un lugar en el que yo debía hacerlo todo sin compañía, sin ayuda y sin alguien al lado, porque yo era suficientemente capaz de lograr lo que quisiera sin la aprobación o la opinión de otros.

En un post que escribí en una ocasión (mismo que borré porque sentí que nadie lo entendió) expresé que me habría gustado ir acompañada a un concierto, pues en esa ocasión me pareció muy triste no tener con quién comentar mis impresiones del recital, pero sólo fue el momento, no fue un deseo permanente ni algo que busque siempre, sin embargo, alguien me dijo que era bueno que hiciera cosas sola y que no todo se tiene que hacer con compañía. ¿El hecho de que sea una isla me impide desear compañía de vez en cuando?, ¿ser una isla implica que me porte indiferente ante todo? Aunque no dependa de nadie, aunque ande en solitario, creo que no hay una regla que me impida mostrar mis sentimientos de vez en cuando, o que me impida romper mis propias reglas y mostrar que en ocasiones puedo ser sensible y por un segundo esperar algo diferente de lo que me he planteado, porque sé que al final del día seguiré siendo Ibiza y lo más probable es que no aparezca ningún Marcus que me haga cambiar de idea.

A continuación, el video y la letra de la canción:





Badly Drawn Boy - Silent sigh


Come see what we all talk about
People moving to the moon
Stop baby don't go stop here
Never stop living here
Till it eats the heart from your soul
Keeps down the sound of your
Silent sigh
Silent sigh, silent sigh, silent sigh
Keeps down all move me down
Could we love each other

Come see what we all talk about
People moving to the moon
Stop baby don't go stop here
Never stop living here
Till it eats the heart from your soul
Keeps down the sound of your
Silent sigh
Silent sigh, silent sigh, silent sigh
Keeps down all move me down
But don't love each other
No don't love each other
Never gonna be the same


Alguien me preguntó una vez a qué dedico mi tiempo cuando no estoy trabajando y no supe qué responder; generar una respuesta me causó angustia. También me preguntó por qué me concibo como una persona sola, por qué me encontraba en casa un viernes en la noche cuando podía estar embriagándome hasta no acordarme de nada y que un chairo me manoseara todo lo que quisiera, y aunque he de reconocer que en un principio me molestó y hasta me preocupó, después pensé que cada quien está en su derecho de vivir como mejor le parecey me sentí aliviada. El hecho de que yo haga todo por mí misma no me hace ni peor ni mejor que los demás, porque cada quien sabe cómo se maneja en este mundo y qué es lo que más le acomoda, y es de ahí de donde nace la diversidad que le da sabor a la existencia.

Aunque hago todo como isla no puedo evitar que de vez en cuando llegue algún visitante, y lo recibo con gusto, pero no espero nada, simplemente vivo el momento y disfruto de la visita. Para las personas a veces una es demasiado seria; demasiado madura; demasiado gorda; demasiado pobre; demasiado ignorante; demasiado fea; demasiado ácida; demasiado inteligente; demasiado alta; demasiado simple; demasiado chaparra; demasiado despierta; demasiado lo que sea, porque con el tiempo nos hemos vuelto más exigentes y esperamos, esperamos y esperamos siempre, pues tenemos un concepto de lo que debe ser y tendemos a hacer listas de requisitos para todo. Decidí ser una isla por todo eso, porque preferí dejar que las cosas sucedieran y eliminar de mi vida las listas de lo que es aceptable y lo que no, pues ¿quién sabe verdaderamente qué es lo bueno y qué es lo malo? Preferí ser una isla porque me di cuenta de que la gente nunca quiere quedarse ni va a renunciar a la idea de tener un concepto preconcebido para casi todo, porque me di cuenta de que soy feliz así, ayudando a los demás, aceptándolos sin esperar nada, brindándoles mi amistad o cualquier otra cosa buena que pueda ofrecer, y también me di cuenta de que algunas personas somos así, amamos a todos pero no siempre dejamos que nos amen, porque nos llena el simple hecho de hacer algo por alguien, aun cuando no recibamos lo mismo ni en la misma forma.

Parte de lo que me motivó a correr fue el hecho de ser una isla. Cuando corro saco lo mejor de mí misma, y sé que puedo esperar mucho de mi persona y retarme a lograrlo, porque soy yo a quien tengo que exigirle y de quien debo esperar lo mejor, de nadie más. En esos momentos de soledad, de comunión con mis pensamientos, reafirmo mi convicción de ser Ibiza, de no depender de nada ni de nadie para ser feliz, y me encuentro con sentimientos agradables, porque sé que no seré "demasiado algo", sólo seré yo, una persona que encuentra paz y estabilidad con cada paso que da, con cada kilómetro que recorre. Podrá sonar egoísta, pero honestamente no creo necesitar de un Marcus que venga a salvarme, porque sé que cuando llegue a tener un problema, ése seré yo, luego yo y al último yo, y tengo que transformarme, transformar mi pensamiento para darle una solución. Estas palabras, también, pueden dar la impresión de que soy una persona sin amigos que busca una justificación para su soledad, pero no es así, pues tengo amistades muy valiosas de las cuales aprendo todo el tiempo, pero no espero nada de ellas para poder quererlas tal y como son y, al contrario, les brindo todo lo mejor de mí para poder ser feliz.

Mucho de lo que dije en párrafos anteriores podría tomarse como una queja, como una inconformidad, pero no es así. Cada persona crea su propio mundo, y así como hay mundos color de rosa, mundos emo, mundos pacifistas, mundos guerrilleros, también hay mundos como el mío, mundos conformados por una isla que se maneja a su modo. Mi isla es agradable, acepta invitados pero no cambia si hay ausencia de éstos, se mueve, corre como si tuviera pies, y no depende de otras islas, aunque sí interactúa con ellas. Mi isla, desde hace mucho tiempo, ha sabido cómo arreglárselas y ha aprendido a lidiar con las cosas difíciles, ha aprendido a estar desierta o habitada, y con visitantes o no, es siempre igual, una isla con aspectos buenos y no tan buenos, pero con mucho potencial para ser mejor y, por qué no, para seguir transformándose.

Lau dixit.

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