lunes, 26 de abril de 2010

Vivir para cagarla (episodio 13)

Enano piojoso: ¿Phone o no phone?

Lau: Ehh, ¿sí?

Enano piojoso: A ver, díctame...

Lau: (pensando en que podría ser un error) 55 ...

Enano piojoso: Bueno, yo te llamo, ¡nos vemos!

Lau: (esperando que ese "yo te llamo" sea como en otras ocasiones) ¡Nos vemos!


Llegué a casa, me acosté y recibí mensajes del Enano piojoso que me hizo la plática en el lugar al que fui invitada a festejar el cumpleaños de un amigo. El susodicho me invitó a salir al día siguiente, y por un momento pensé en resistirme, pero decidí no ser tan prejuiciosa y fui a la cita; el Enano llevó a un amigo, y pensé que le había dicho que fuera por si la cosa conmigo no funcionaba o se aburría, sin embargo, fue mejor así porque el amigo me cayó muy bien e hizo el rato más ameno.

Primero fuimos a un bar pero estaba muy aburrido, después buscamos otro lugar pero ninguno de los que había en la zona parecía tener un buen ambiente, y nos fuimos a otro lado, a un bar que el Enano conocía; la cosa mejoró, aunque yo seguía pensando que el tipo era un idiota y que su amigo era mucho más simpático. El chaparrito empezó a hablar de sexo y dijo que esa noche debía tener de todo: diversión, alcohol y acostones; inmediatamente empecé a sentirme incómoda, pues me di cuenta de sus verdaderas intenciones y pensé que debí haberle hecho caso a mi sexto sentido, porque el tipo, después de saber que yo era mayor que él y que, según su cabecita, probablemente estaba desesperada por un hombre o algo por el estilo, no pensaba en otra cosa más que en que me acostara con él, y lo hizo evidente con abrazos, caricias y comentarios, aunque yo por mi parte me encargué de rechazarlo, incluso al grado de quitar violentamente su mano de mi pierna (¡pos éste!).

El amigo se fue y el mundo se me vino abajo; me había quedado sola con el Enano piojoso y temí por mi integridad y mi economía. El hombre me invitó a salir pero no fue capaz de comprarme un solo trago, y no me molesta por el hecho de haber gastado, sino porque, según entiendo las cosas, si alguien te invita por lo menos debería tener la atención de pagar lo que te tomas. El Enano me preguntó que si a dónde íbamos, pero le dije que ya no traía mucho efectivo y que no había llevado mi tarjeta para sacar dinero (obviamente era mentira), así que lo que hiciéramos a continuación debía ser barato o gratis, lo cual no le hizo mucha gracia.

Estuvimos un rato más en el bar, hasta que dijo que mejor nos fuéramos. Después de varias bromitas de mal gusto, el tipo sacó el cobre y me dio a entender que el momento del sexo había llegado; yo me resistí por todos los medios, utilicé miles de argumentos y dije barbaridad y media para que me dejara en paz. El Enano no quedó muy convencido, pero finalmente se dio cuenta de que yo no haría nada con él, ni en esta vida ni en la siguiente; yo esperaba que me bajara del coche, pero para mi sorpresa, me llevó a casa (era lo mínimo que podía hacer el muy patán).


Lau: (bajando del coche) Gracias por todo. Estamos en contacto.

Enano piojoso: Sale, nos estamos viendo. (me jala para darme el beso más asqueroso de mi vida)

Lau: (aguantando el asco) ¡Bye!

Enano piojoso: A la próxima, ¿todo completo? (¡por Dios, el tipo no quita el dedo del renglón!)

Lau: (aplicando la psicología inversa) Seeeeeee, claaaaro... A la próxima... (hay que decir que sí, pero no decir cuándo)

Enano piojoso: ¡Byeeeeeee! (pensando: ¡gorda apretada!)

Lau: (al tiempo que me echaba a correr del susto) ¡Byeeeeee! (pensando: ¡enano pendejo!)


Juro por Diosito Bimbo que no pude dormir en toda la semana ante tal amenaza. Cuando llegó el viernes sin una llamada o un mensaje del Enano, me sentí aliviada y mi vida regresó a la normalidad, aunque una sensación parecida a la molestia se quedó en mí.

Como he mencionado en otros episodios de esta serie (que curiosamente casi todos son de citas horribles), no me gusta salir con personas que conozco en internet porque en la mayoría de las ocasiones me ha ido mal y prefiero no seguir arriesgándome, aunque ahora que no conocí al tipo en internet pasó lo mismo y la experiencia fue aun peor. Por otra parte, siempre pensé que los hombres mayores que yo eran más maduros y que con los más jóvenes sabes a qué le tiras porque nunca buscan algo serio, sin embargo, acepto con dolor que ambas teorías estaban equivocadas. Los hombres mayores no son más maduros, sino todo lo contrario, y los más jóvenes, además de querer llevarte a la cama a los cinco minutos, son más idiotas de lo que pensé y, por supuesto, más patanes.

Sé que estoy generalizando, pero después de tantas vivencias terribles, me cuesta trabajo pensar de otra manera. Por un momento creí que no todos los hombres son como los pintan, y aunque no suelo pensar como muchas mujeres en el sentido de que se refieren a los ejemplares del sexo masculino como que "todos son iguales", pienso que me han tocado muchos así, muchos "iguales", y definitivamente ya me cansé de eso. Cuando vuelva a salir fingiré que soy sorda o diré que soy un fenómeno para que nadie se me acerque (no puedo decir que soy casada o tengo novio porque pueden salirme con que tengo cara de soltera, como el viejo de este post), creo que después de taaaaantas citas fallidas es momento de que me retire del juego y me dedique a disfrutar mi independencia, que al fin y al cabo es muy buena y me ha traído más satisfacciones que muchos de los hombres que he conocido.

Lau dixit.

1 comentario:

[DrAk'S] dijo...

jajajaja chales neta, eso si es mala pata. pero bueno, hay que buscar para encontrar. Un saludote mi Lau.